Por @tatta25
Con la llegada de las nuevas tecnologías es un hecho que nuestra atención está cada vez más dispersa. Entre las alertas que el Blackberry envía cuando hay un nuevo correo y la conversación de algún contacto en messenger pareciera diluirse nuestro tiempo, días tras días.
Cuando los teléfonos inteligentes no eran populares en Colombia las cifras de lectura ya eran preocupantes. En 2005 una encuesta de hábitos de lectura en los hogares nacionales, elaborada por el Dane, arrojó que entre 2002 y 2005 la lectura en internet creció al pasar del 5 al 11 por ciento.
Cosa contraria sucedió durante el mismo período con el papel. El promedio de libros pasó de 2,4 leídos al año por colombiano a 1,6 por ciento. Del informe también se lee que en 2005, los colombianos dedicamos en promedio 3,5 horas diarias a la lectura en internet y menos de 32 minutos a la de libros. Esto quiere decir que el tiempo dedicado a la lectura de internet es 7 veces superior al utilizado para leer libros por gusto. Las razones, dijeron los encuestados, fueron la falta de hábito (23 por ciento) y el poco tiempo (22 por ciento).
A más tiempo en la red es razonable inferir que se restringa aún más la disponibilidad para leer libros, plantea el informe.
Y en realidad la lectura en internet no es por sí misma un problema, sino lo que ella refleja de nuestro crecimiento humano. La gente suele leer en la red más llevada por su ‘hacer’ que por su ‘ser’: para enterarse de las noticias, 59 por ciento; para hacer tareas, 50 por ciento, o para cumplir con sus obligaciones laborales, 38 por ciento.
El informe tampoco descarta que los costos de la industria editorial en el país actúen como otro obstáculo para alejar a los colombianos de los libros. El 3,5 por ciento dijo no tener dinero para comprarlos. Sin embargo, este argumento pareciera desvanecerse cuando se recorren las plazas de mercado de ciudades colombianas como Barranquilla y aparecen vendedores ofreciendo textos de segunda desde $1.000.
Lo único cierto es que aunque resulte más atractivo, económico y hasta cómodo leer en la red que leer los libros, clásicos o noveles, sólo el tiempo que le dediquemos a descubrir sus historias, página tras página, nos hará más humanos y menos autómatas.
Retémonos a diario: seamos capaces de estar desconectados durante una hora. Nada de teléfonos, nada de computadores. Utilicemos ese tiempo para dejarnos seducir por un libro.
¡A leer!
Jaja, qué anacrónico ese final: ‘A leer’…claro, a leer, pero conectados, a leer libros de la red, los mensajes, los videos a mayor velocidad de reproducción, cosa que obtengamos más información en menor tiempo, y ese ideal de retozar para leer un libro debajo de un árbol, sin pensar en nada más que ese pedazo de madera procesada, es un escenario llamado a clausurar.
Hola, gracias por tu comentario. A leer en papel o en internet, pero a leer información valiosa… la que nos ayuda a crecer como personas y no sólo quedarnos con la superficialidad que tanto prima en la red…
Saludos…