Por tatta25
Saturada, así estoy como usuaria de internet y gomosa de las nuevas tecnologías.
Desde que la avalancha informativa, el PC y los celulares comenzaron a hacer parte de mi día a día, mis hábitos digitales se han vuelto muy predecibles: la alarma del teléfono inteligente me levanta cada mañana, las alertas de los correos que llegaron durante la noche atrapan mi atención unos segundos después de haber abierto los ojos y la revisión de las interacciones en Twitter aún estando en la cama tampoco falta.
A medida que el día avanza, termino sumergida en mensajes por leer y contestar, en actualizaciones de mis blogs, en lecturas de las nuevas publicaciones de los sitios a los que sigo y en la participación, a veces muy activa, a veces muy pasiva, en las redes sociales.
La información me termina ahogando: me es imposible responder todos los correos con la inmediatez que los remitentes desean; leer la cantidad de noticias e investigaciones que cada tanto me propongo, y tener experticia en las herramientas informáticas con la rapidez que mi profesión periodística me demanda.
Un estudio de la firma estadounidense Netcraft arrojó en marzo pasado que existían a ese mes 2.100 millones de usuarios conectados y que había 644.275.754 sitios web. ¡Toneladas de información que podrían llenar varias veces la Tierra!
Sí, a veces, o casi siempre, padezco infoxicación: la nueva intoxicación del siglo XXI por tanta información.
Como a mí las nuevas tecnologías me han garantizado siempre mayor acceso informativo, pero no siempre conocimiento, pondré en práctica estos consejos de lanacion.com, en su artículo Infoxicación, para dejar atrás la saturación:
- Suscribirse a RSS para obtener en un solo sitio los titulares actualizados de los temas de interés, sin necesidad de navegar por distintos blogs y páginas web.
- Organizarse para la lectura de información en horarios determinados.
- Mantener una lista diaria de tareas y prioridades laborales y personales.
- Desactivar el aviso de entrada de los mails cuando debemos terminar una tarea.
- Tratar cada mensaje electrónico una sola vez: leerlo, responderlo o reenviarlo y borrarlo inmediatamente.
- Crear carpetas para organizar la información que llega por correo electrónico. Al principio parece engorroso, pero ayuda a ahorrar tiempo de búsqueda.
- Redactar los e-mails en forma breve y sin preámbulos.
- Propiciar el apagado de celulares y dispositivos portátiles durante las reuniones. De este modo se evitan los malentendidos por distracciones, y los encuentros se vuelven más rápidos y productivos.