El difícil arte de medir el impacto de nuestro trabajo

Por: Karen De la Hoz

Hace unas semanas asistí a una clase sobre medición de impactos en la Clínica de Consultores de Sembramedia, un programa que forma a 23 profesionales de América Latina en consultoría estratégica y táctica para medios de comunicación. Durante uno de los ejercicios propuestos por Soledad Zavala, la instructora de la clase, pensé en lo difícil que es medir algunos impactos a largo plazo, como por ejemplo el efecto de un programa de capacitación o de un acelerador de medios.

La idea se quedó en mi cabeza y decidí hacer un experimento. Escribí un correo a los alumnos de la Universidad de Cartagena que habían tomado mi clase de ‘Nuevas tecnologías’ en 2020 y 2021 y les pregunté si algún consejo, herramienta o concepto de nuestra clase se había quedado con ellos y los había ayudado de alguna forma en su vida personal o profesional.

La primera sorpresa fue que me respondieron, y la segunda fue descubrir el impacto de una actividad que diseñé durante la cuarentena por Covid-19. ¿En qué consistió? a través de nuestro canal de Slack les compartía un recurso diario durante cada día de la cuarentena (libros, películas, cursos, sitios web, documentales, conciertos y hasta libros de colorear para imprimir). Recuerdo que algunos días mientras hacía la curaduría me preguntaba si tenía sentido seguir y si lo estaban leyendo. Me tomó casi tres años descubrir que para algunos sí marcó una diferencia en esos días de encierro.

Volví a buscar la lista de recursos y la rescaté de un documento de Slack que estaba en un enlace público que se había roto. Ahora está disponible aquí.

Con este ejercicio aprendí una cosa y recordé otra: 1. La medición de impacto se debe diseñar para ser sistemática y permanecer en el tiempo, a veces deben pasar años para entender el valor de una acción. 2. Preguntar siempre es más útil que suponer.   

Ñapa: mientras escribía este post recordé el episodio Lessons From the World’s Longest Scientific Study of Happiness, del pódcast Ten percent happier. La medición de impacto puede ir literalmente, de generación en generación.  

Nota: Editado con la ayuda de OpenAI’s ChatGPT.