Por Tatta25

Hace poco, en un taller de animación digital, en Bogotá, la maestra invitada nos recordó a los talleristas el poder de Google. La mujer, diseñadora de interactivos del diario  The Guardian, nos aconsejó en una mezcla de idiomas (es portuguesa, habla la mayor parte del tiempo inglés y cada vez más  español): “si no saben algo acudan a Google. Allí encontrarán todo tipo de tutoriales y consejos para hacer las cosas”.

Recordé lo dicho por Mariana Santos la semana pasada cuando necesitaba hacer una operación en Excel. Al no tener mayor dominio de las  hojas de cálculo, recurrí al ‘señor Google’ y encontré tutoriales que paso a paso me explicaron cómo realizar la operación en el programa de Microsoft.

Cada vez más los estudios realizados por universidades europeas y norteamericanas demuestran que limitar la investigación a Google termina haciéndonos caer en facilismos y nos puede volver ligeros. ¿La razón? Somos cada vez más propensos a quedarnos con la primera información que el buscador nos arroja y olvidamos el proceso que solíamos realizar con la enciclopedia: leer, no escanear con los ojos, inferir, profundizar  y  digerir (no  copiar y pegar).

Con esta salvedad, no pretendo hacer una invitación abierta a la navegación ‘facilista’, pero sí me gustaría resaltar cómo cada vez más  se les caen las excusas a quienes dicen no hacer sus obligaciones académicas, domésticas o laborales por desconocimiento. Si tan sólo nos dedicáramos a realizar búsquedas serias en la web (a ir más allá del primer resultado que arroja Google) descubriríamos desde clases preparadas por ciudadanos del común hasta aquellas conferencias dictadas por  connotados profesores  de Harvard.

De ti dependerá si Google es tu aliado o tu enemigo…

Que ¿por qué hablar de Google, específicamente, y no de cualquier otro buscador? Porque Google concentra el 80 por ciento del mercado. Es decir, por cada 100 internautas, 80 llegan a través de Google a los sitios cuya URL desconocen.

Para saber más:

• La generación Google
• Querido internet, ¿nos estás haciendo tontos?
• La generación Google, o cómo internet produce descerebrados