
¿De la cama a la ducha? No, al computador.
The New York Times publicó el año pasado un artículo sobre los nuevos hábitos adoptados por las familias estadounidenses con la llegada de la tecnología. El desayuno, por ejemplo, ya no es la prioridad a primera hora del día. Facebook, Twitter, el Blackberry y el portátil aparecen, en cambio, como los protagonistas desde las 6 de la mañana.
Una de las familias consultadas por el diario neoyorquino reconoce que antes de 2001 sus hábitos eran más tradicionales: ducha, desayuno e intercambio de palabras en la mesa para después dar inicio a la jornada académica o laboral. Ahora, unos cuantos minutos frente al PC o el celular son esenciales, casi una necesidad diaria, antes del cara a cara con los miembros del hogar.En Colombia poco hemos leído al respecto. Pero, a juzgar por la tendencia de más y más colombianos enred@dos podríamos deducir que en muchos de nuestros hogares la tecnología llegó para cambiar los comportamientos de sus miembros.
@kpdelahoz, una de las bloggers de este sitio, hace un detallado relato de una de sus típicas mañanas de fin de semana. No hay duda que su Hewlett Packard es una extensión de sus manos y cerebro.
Itinerario matutino de una cibernauta colombiana
Son las 8:42 de la mañana y todavía no salgo de mi cuarto. Aunque es sábado, el único día que podría dormir hasta tarde, estoy despierta desde las 7:00 a.m. Lo primero que hice no fue lavarme los dientes ni dar los buenos días a mi familia. Me levanté directo a la mochila que utilicé anoche para buscar mi celular y ‘ponerlo a cargar’, un modismo colombiano propio de la irrupción de la telefonía móvil.
Luego encendí la radio. Debo aclarar que prefiero la música a la carta de Youtube, pero ante el pésimo servicio que me ofrece mi compañía de Internet prefiero evitarme el mal rato de esperar 10 minutos para ver un video de 4. Y bueno, no tengo Iphone, creo que para no perder la humanidad que me queda en las pocas horas que no estoy frente a un computador.
El siguiente paso, y la mayoría de los fines de semana el primero, fue tomar mi PC de la mesa de noche. Allí lo dejo cada madrugada. Como si se tratara de un viaje en metro, las estaciones estaban predetermindas: Gmail – Tweetdeck – Un Punto de Cruz – Noches de Media – Facebook. La mañana incluía una escala en Skype. Tenía una cita semi-concertada y además esperaba encontrar allí a @tatta25. Mientras mi hogar virtual es Gtalk, ella prefiere el software del logo azul.
En mi bandeja de entrada Consejo de Redacción me dejó indicaciones sobre el Taller que realizaré la próxima semana, y que si las condiciones técnicas lo permiten estaré twitteando. Un antiguo alumno me habló de Un Punto de Cruz, @tatta25 me hizo un recuento de las reacciones en la red sobre el Twittertorio, y Twitter me notificó sobre mis nuevos seguidores.
En Tweetdeck revisé mis mentions. En Un Punto de Cruz chequeé los comentarios. Como de costumbre no tenía, lo interesante es me escriben Direct Messages, mensajes al inbox de Facebook o me dejan correos en mis cuentas de Gmail para preguntarme sobre becas o felicitarme por el blog, pero nadie parece interesado en dejar un comentario en Blogger.
Cuando llegué a Noches de Media ya había encontrado a @tatta25 en Skype. Concertamos una cita para trabajar en el blog, discutimos la cartelera de cine y hablamos sobre cosas de niñas. Estuvimos de acuerdo en que era hora de comer algo, pero ninguna de las dos parecía dispuesta a despegarse de su PC para prepararse el desayuno. Luego empecé una conversación paralela con @bluemonkblogel. Él estaba conectado desde Estados Unidos y yo desde mi Soledad natal, en Colombia. Lo curioso es que mi hermana estaba en el cuarto de al lado y yo seguía sin saber nada de ella.
Las ganas de una taza de café me ganaron la partida. Salí de mi habitación y escuché frases como: ‘ya estas pegada a ese computador’, ‘desayuna primero y después te conectas’. A decir verdad ya me acostumbré a escucharlas, creo que mi familia las repite por hábito.
La Web 2.0, y en general la irrupción de la tecnología, ha cambiado mis hábitos, y me imagino que lo mismo les ha pasado a muchos de ustedes. Que levanten la mano, trinen o comenten los que:
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Empiezan el día revisando su correo y redes sociales.
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Leen la prensa en Internet y trinan las noticias que consideran más relevantes.
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Llegan del trabajo a actualizar el blog.
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Trasnochan con Twitter o Facebook.
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Buscan a sus amigos en redes sociales porque allí los encuentran más rápido que por teléfono.
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Se conectan a Twitter como estrategia para no dormirse en las reuniones aburridas.
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Rastren la vida de sus amigos, conocidos, archienemigos, compañeros de trabajo, novios, ex novios y posibles romances a través de Facebook.
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Alimentan gatos, perros o peces virtuales. Y se creen granjeros. Quiero aclarar que soy miembro del grupo en Facebook “una sola invitación de FARMVILLE más y le prendo fuego a tu puta granja”.
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Chatean por BlackBerry, o ‘BeBe’ como le dicen mis alumnos, a cualquier hora y en cualquier lugar.
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Escuchan música, ven películas, novelas y series de televisión por Internet.
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Estudian su pregrado, maestría o hacen cursos online.
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Usan servicios bancarios o hacen trámites legales en red.
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Hablan por varias ventanas al tiempo, mientras ‘tuitean’, leen un artículo y participan activamente en una reunión. Unos auténticos multitask.
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Escogen libros por anaqueles virtuales, los pagan con tarjeta de crédito y los reciben a vuelta de correo.
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Mantienen noviazgos por Internet.
¿Bendición o hecatombe digital en nuestras vidas? Opinen ustedes.
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